Carlos Cantú, director de estrategia de la agencia Credo
¿Quién es Carlos Cantú?
Soy redactor por oficio y creativo de profesión; he trabajado en marketing y publicidad a nivel global, ayudando a marcas a adaptarse a los cambios y conectar con sus audiencias mediante estrategia, creatividad y tecnología. A lo largo de mi carrera, he liderado equipos creativos en agencias de publicidad, desarrollado estrategias digitales para marcas internacionales y contribuido al crecimiento de plataformas tecnológicas.
En Samsung, participé en la transformación digital de la publicidad en Estados Unidos y México. Fui el primer empleado de Twitter en México y, posteriormente, dirigí el marketing para Europa y Medio Oriente desde su sede en Dublín. Como CMO de Freepik, impulsé su crecimiento en plena revolución de la IA generativa. Actualmente, colaboro como director de estrategia en Credo, trabajando de la mano de sus socios para posicionar a la agencia como un referente de la industria y un líder indiscutible en el mercado.
¿Qué es CREDO?
Es una agencia independiente especializada en transformar los desafíos de las marcas en soluciones poderosas a través de estrategia, creatividad y tecnología. Nos apasiona nuestro trabajo y nos caracteriza nuestra atención en los detalles. Nos gusta considerarnos una extensión del equipo de las marcas con las que trabajamos y por ello, nos comprometemos hasta el final con los proyectos. Creemos en la confianza, la transparencia y el trabajo bien hecho, y eso nos convierte en sus aliados estratégicos.
Nuestro método –Think, Create, Do– nos permite abordar cada proyecto con un enfoque riguroso y creativo, asegurándonos de que cada estrategia no solo sea relevante, sino también efectiva y ejecutada con precisión. Trabajamos con marcas en sectores como tecnología, retail, turismo, inmobiliario y agroalimentario, combinando creatividad con datos y tecnología avanzada para ofrecer soluciones con impacto real.
En Credo, nuestro foco está, ante todo, en crear e implementar ideas que generan valor.
¿Cuál ha sido vuestro mejor proyecto?
En Credo hacemos trabajo de alto nivel para múltiples marcas e industrias, pero creemos en la idea de que una agencia solo es tan buena como su trabajo más reciente. Por eso, queremos compartir el que estamos desarrollando actualmente para Malinche, el espectáculo musical de Nacho Cano que se presenta en Madrid y que prepara su estreno en México.
En Credo nos encargamos de la creatividad y el diseño para las campañas de publicidad, así como de la estrategia y producción de contenido para sus perfiles en redes sociales. Este proyecto ha representado un reto emocionante, pues no se trata simplemente de comunicar la espectacularidad de la puesta en escena, también es clave transmitir el valor histórico y cultural que hay detrás de la obra. Ha sido una oportunidad única y un desafío creativo y estratégico.
¿Una campaña de referencia?
Los nuevos empaques de los chocolates Cadbury edición limitada “hechos para compartir” me parecen un golpe maestro de marketing. Transforman algo tan simple como una barra de chocolate en una experiencia interactiva y emocional. No se trata solo de compartir, sino de reconocer y celebrar esos pequeños gestos cotidianos que suelen pasar desapercibidos: la que organizó el viaje, el que cocinó la cena, la que se quedó despierta mientras todos dormían en el coche.
El rediseño del empaque es brillante porque convierte cada barrita en una historia en sí misma, un pequeño guiño que hace que el acto de compartir sea más auténtico y significativo. Es una idea que conecta de forma natural con la gente, sin forzarlo, logrando que cada pedazo de chocolate tenga un valor simbólico.
Además, la ejecución de la campaña es impecable. No se queda en un concepto atractivo, sino que se despliega de manera inteligente en medios digitales, exteriores, puntos de venta y redes sociales. Han logrado que estos empaques aparezcan en los momentos y lugares adecuados, cuando compartir es casi inevitable. Es una campaña que equilibra lo emocional y lo funcional a la perfección, convirtiendo el acto de comprar y compartir una barra de chocolate en un pequeño gesto de generosidad con un toque de humor.